Vivimos
tiempos en los que se trata de incentivar la contratación de personal casi “a
toda costa”. Numerosas son las ayudas e incentivos para la empresas que
incorporen nuevos trabajadores en sus filas con el fin de reducir las
alarmantes cifras de desempleo en nuestro país. Pero en este mar de impulsos a
la contratación corremos el riesgo de encallar nuestro barco empresarial si lo
hacemos sin pensar en las necesidades efectivas de nuestra corporación,
únicamente guiados por el faro de las ayudas económicas. Por eso, si decidimos
embarcarnos en la travesía de la contratación de personal, hemos de hacerlo guiados
por una buena brújula, en forma de una política de recursos humanos equilibrada
y que piense no solo en el corto plazo.
Además
de buscar las actitudes y aptitudes profesionales del candidato ideal para
cubrir un puesto específico en nuestra empresa, hemos de ir más allá y orientar
también esos procesos de contratación bajo el prisma del equilibrio. ¿Qué
perfiles de trabajadores convienen más a mi empresa y no solo al puesto de
trabajo específico que necesito cubrir?
Una
empresa equilibrada será aquella que reuna bajo una misma plantilla a personal
maduro, con suficiente experiencia en el sector y habilidades muy específicas, con
joven talento emergente, capaz de aportar flexibilidad, frescura e innovación.
En
este sentido, la formación continua y el desarrollo de trabajadores competentes
y competitivos, de todas las edades, se convertirá en esencial para el éxito
futuro de nuestra empresa.
El
reto pasa por ser capaces de retener a los trabajadores maduros e integrar
junto a estos a las nuevas generaciones, siendo conscientes de que cada
generación nos aportará unos valores específicos y esenciales. Unos,
experiencia y conocimiento del negocio, otros, nuevas habilidades,
imprescindibles en la economía del siglo XXI.
El
riesgo reside, principalmente, en saber, como empresarios, facilitar el flujo
de talento ante la existencia de ese personal maduro y altamente cualificado
sin detrimento de ninguno de los dos colectivos.
Políticas
de formación continua y el uso de herramientas de contratación que favorecen la
incorporación de joven talento como los contratos de formacion asociados con la
formación dual, son clave para lograr este objetivo que redundará en una mayor
competitividad de la empresa.
Facilitar
el enriquecimiento mutuo de trabajadores jóvenes y maduros y un relevo ordenado
que evite lagunas de habilidades es la clave. Mantener a los valores altamente
formados y experimentados y reclutar y capacitar a las nuevas generaciones de
profesionales permitirá que nuestra fuerza de trabajo evolucione de acuerdo a
las cambiantes condiciones y necesidades del mercado.
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