No
es la primera vez que os hablamos de la importancia de gestionar racional y
estructuradamente la formación de los trabajadores. De contar con una política
de recursos humanos capaz de cubrir las necesidades laborales de toda empresa. Y
una de las mejores herramientas para conseguirlo es un coordinado Plan de
Formación. Hace un tiempo os exponíamos la importancia de
diseñar un buen Plan de Formación para las empresas,
y muchos sois los que nos habéis consultado sobre cómo elaborarlo. Hoy nos
proponemos, pues, daros algunas claves sobre cuáles son los principales
aspectos que todo empresario o responsable de recursos humanos debería tener
presentes a la hora de elaborar un buen Plan de Formación.
Empecemos
por el principio. La
hoja de ruta en la elaboración de nuestro Plan de Formación debe seguir unos
pasos bien determinados:
- Análisis de la empresa
Deberemos evaluar la situación actual de la
empresa, sus fortalezas y debilidades, sus objetivos estratégicos y los principales
retos a los que se deba enfrentar en el futuro a corto y largo plazo.
- Análisis de las necesidades formativas
Tras el análisis global de la empresa,
deberemos focalizar la atención en la situación real de la empresa en cuanto a
formación, cómo se están haciendo las cosas en este ámbito, detectar las
necesidades de formación de nuestra plantilla, establecer los objetivos que
queremos lograr con nuestro Plan de Formación y detetar las dificultades a las
que nos podemos enfrentar para desarrollarlo. En este punto, puede resultar de
gran utilidad la opinión del personal o sus representantes, que se puede
conseguir mediante reuniones, entrevistas o cuestionarios. Y también podemos
extraer información de otras fuentes como estudios de la competencia o informes
sobre accidentes de trabajo o absentismo laboral.
- Diseño de las acciones formativas
Una vez identificadas las necesidades
formativas y de acuerdo a unos objetivos concretos, será la hora de diseñar propiamente
el Plan de Formación: determinar los contenidos, a quién va dirigida la
formación, modalidades de formación, calendarios, etc; para lograr ofrecer
a nuestros trabajadores el nivel de cualificacion óptimo que les permita solucionar
las necesidades de la empresa y afrontar los retos futuros.
- Ejecución de las acciones formativas
La ejecución de la formación se llevará a
cabo siguiendo las directrices de ese Plan establecido, que debe contar con una
estimación presupuestaria y una asignación financiera. Se podrá ejecutar la
formación a través de centros formativos homologados o desde el seno de la
empresa, pudiendo en este último caso, acreditarse la
empresa en teleformación ante el SEPE, con una
gran cantidad de ventajas asociadas.
- Seguimiento y evaluación
Todo buen Plan de Formación debe ser
evaluable para determinar su
funcionalidad. Es importante valorarlo todo, desde los
materiales, organización o profesorado, hasta la utilidad de la formación para
el puesto de trabajo, la asimilación de los conocimientos o habilidades
adquiridos y su puesta en práctica e incluso el ROI, midiendo la inversión en
formación con el aumento del beneficio de la empresa como consecuencia de esta.
Todos estos datos nos servirán para valorar la eficacia de nuestro Plan de
Formación, evaluar el aprendizaje y tomar nota para posibles mejoras.
Recordar
por último que todo esto se deberá hacer de manera alineada con el Plan Estratégico de la empresa, con el
compromiso firme de la dirección en su diseño e implantación, el visto bueno de
los representantes de los trabajadores y bajo una perspectiva realista. Sin
esas premisas todo el esfuerzo puede quedar en pura ineficacia en lugar de
contribuir al desarrollo de nuestros trabajadores y la mejora de su desempeño
para que redunde en beneficio de nuestra corporación.
Más
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