Una más que buena noticia para trabajadores y empresas, puesto que la implementación de esta medida supondría completar la formación académica con una educación profesional que produzca trabajadores más competentes y mejor formados, para las actuales exigencias del mercado laboral.
Aunque todavía no es una realidad, no está de más felicitarse por lo que parece un firme propósito del actual gobierno. Tal y como anunciaba la secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, durante su participación en el 28 Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital, afirmando que el Gobierno "no cierra en absoluto la puerta a poder implantar los contratos para la formación y el aprendizaje también en el ámbito universitario".
“El Gobierno no cierra en absoluto la puerta a implantar los contratos para la formación y el aprendizaje también en el ámbito universitario"
(Engracia Hidalgo, secretaria de Estado de Empleo)
Y es que el Ejecutivo no es ajeno a la importante implantación que están teniendo los contratos de formación en nuestro país, con más de 200.000 contratos rubricados. Cifras que corroboran la utilidad de esta herramienta dirigida a impulsar la formación y el empleo de los jóvenes trabajadores.
El contrato de formación tiene por objeto precisamente esa cualificación profesional de los jóvenes en un régimen de alternancia de actividad laboral retribuida, con un tiempo de trabajo efectivo no superior al 75% durante el primer año, o al 85% durante el segundo y tercer año, de la jornada máxima prevista en el convenio colectivo, o, en su defecto, a la jornada máxima legal; con una duración mínima de un año y máxima de tres; una formación dual teórica y práctica; y un certificado de profesionalidad asociado al mismo.
La potenciación de los contratos de formación se erige como una eficaz arma para subir a España al tren de las TIC
Lo cierto es que existen valores que hay que liderar en el sistema educativo, como los idiomas o conocimientos en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para que los jóvenes estén preparados a la hora de incorporarse al mercado laboral. Y no menos cierto es que a nuestro país le urge subirse al tren de estas TIC en este momento crucial de transformación que estamos viviendo. La potenciación de los contratos de formación y aprendizaje se erige, sin duda, como una eficaz arma para lograr este objetivo.
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