¿Cuántas veces has oído hablar del e-learning en los últimos años? Seguramente, muchas. Y si te preguntamos en qué consiste, lo primero que te vendrá a la cabeza es “una enseñanza electrónica”. Efectivamente, esa sería la definición literal de este anglicismo, pero hoy nos proponemos desgranar algo más la amplitud de este concepto que está revolucionando la formación y marcando el futuro de la gestión del talento en las empresas.
El e-learning es un sistema de formación interactivo que nos permite desarrollar programas de enseñanza no presenciales, gracias al uso de medios electrónicos.
Hasta ahí podríamos pensar que se trata de una modalidad de formación que únicamente varía en el canal a través del cual se imparte. De la modalidad tradicional presencial en un aula con un profesor y unos alumnos a la formación a través de la pantalla de un ordenador. Pero la teleformación es mucho más que eso. Estamos ante una nueva manera de formar y aprender, una formación sin distancias, colaborativa y participativa; hecha más a medida que nunca y en constante evolución.
Se trata de la nueva formación, ya no de futuro sino del presente, tanto en el ámbito educativo como en el empresarial.
Los cursos de formación para empresas bajo la modalidad virtual permiten al alumno (nuestros trabajadores) acceder a una plataforma digital donde pueden visualizar todo el contenido a aprender (textos, imágenes, videos, presentaciones…); así como disponer de herramientas adicionales como mensajería instantánea, foros o redes sociales, que permiten una comunicación directa entre profesores y alumnos y de los alumnos entre sí.
Esta teleformación o e-learning ofrece innumerables ventajas para las empresas. Principalmente, un importante ahorro en costes de formación y una disminución del tiempo efectivo de los trabajadores dedicado a la formación. Pero existen otras utilidades asociadas, como la participación activa de los trabajadores en el proceso formativo y el aumento de la capacidad de personalización, presentación, ampliación e interrelación de los contenidos, adecuándolos a la formación para puestos específicos, de acuerdo a la filosofía y necesidades de nuestra empresa.
Virtudes que hacen de la teleformación una valiosa herramienta para las políticas de formación de toda empresa. Eso sí, siempre que se haga de la mano de profesionales expertos - ya sean responsables de RRHH de nuestra organización o contando con una asesoría externa de recursos humanos - que sean capaces de implementar un buen programa formativo en todos sus procesos.
Ya no vale con trasladar la modalidad presencial al entorno virtual, hay que ser capaces de aprovechar el potencial educativo de la tecnología, haciendo uso de sus amplias posibilidades para alinear formación y resultados de negocio.
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